Como todos los productos de belleza, los desodorantes tienen una fecha de caducidad. Estos productos generalmente tienen como mínimo una durabilidad de dos años, dependiendo del tipo de aplicador.
Para conservar mejor sus propiedades, es recomendable que los guardes en un lugar fresco, seco y protegido de la luz, pues la exposición directa al sol puede afectar sus propiedades.
También es recomendable ventilar el baño después de ducharte porque la humedad que se genera favorece la proliferación de moho y de bacterias.
Por último, cierra siempre tu desodorante después de cada uso para evitar que entre más aire que transporte bacterias. Si el desodorante tiene un color u olor sospechoso, tíralo. Tampoco lo utilices si has notado algún cambio de textura.